miércoles, 25 de agosto de 2021




Creía que iba a escribir más a menudo.

Hace 10 meses que no me paso por aquí.

Así no se puede. Imposible, me digo a mí misma. Niña hay que ser más consecuente con tus pensamiento. Llevarlos a la práctica, no decidir que siempre hay algo más importante que hacer.

Hoy me he acordado y, no sé, quizás es la necesidad de contar cosas lo que me ha hecho recordar esta pequeña isla.


Qué os puedo contar hoy.

Fácil, lo que he hecho en estos últimos diez meses.


En octubre publiqué mi primer patrón en Ravelry. Bueno no sabéis los nervios que pasé. Todo eran dudas, miedos, no lo va a comprar nadie Carmen...

Y efectivamente, así está siendo. Esto es una carrera de fondo, lo sé, pero tanto que sólo quedan dudas, a penas certeza de que pueda servir para algo.

Sigo de erte, como ya os he dicho en mis stories de IG, pero quiero dejar claro que no estoy mal. Todo lo contrario. Hacía años que no me encontraba tan agusto conmigo misma. La incertidumbre, la pena viene precisamente cuando pienso que en algún momento me van a llamar para volver a trabajar. Lo tendré que dejar todo. Lo poquito que he conseguido estos meses en este mundo lanero que tanto amo.


Sigo con la historia de estos últimos meses.

Pues sí publiqué mis primeros patrones. Tejía horas para tener las prendas terminadas. Las tejía mínimo dos veces. Trabajé muchísimo la verdad, pero me encantaba, estaba feliz.

Me empezaron a llamar de marcas y publicaciones, después, por supuesto, de hacer un esfuerzo personal, porque aunque no lo parezca soy muy tímida, de escribir, y varias veces, para ofrecerles mi trabajo. He conseguido colaboraciones pagadas y alguna que no, muy bonitas. Los resultados están en las revistas, algún kit... muy, muy contenta y agradecida.

He seguido tejiendo mucho, prendas más sencillas, alguna algo más complicada, pero me resulta difícil. Yo no pido tester gratis, no me lo permite mi filosofía de vida. Creo que es muy injusto que una mujer dedique un montón de horas de su vida, por mucho que le guste y lo haga encantada, a un beneficio económico (o no), de otra persona. Algunas tejedoras me han dicho, pero Carmen así aprendo, y yo creo que también se aprende comprando mi patrón. Los más caros 6 euros, no es un esfuerzo muy grande y con eso me apoyas más que tejiendo gratis. Qué es lo que ocurre con este planteamiento, según mi humilde criterio, que gente como yo que no hacemos eso somos incapaces de competir. Yo tejo a buen ritmo, pero claro, es imposible hacerlo como dos, tres o cuatro mujeres a la vez.

En fin, esta lucha la tengo perdida, creo. Voy sacando patroncitos poco a poco, muy pensados, con muchas cuentas, número, algún error que otro... como puedo.

También he grabado algún vídeo en YouTube para explicar algún paso de mis patrones.

Ahora de hecho tengo un proyecto muy bonito, que os contaré en breve.

Pero no quiero parecer una amargada, yo respeto mucho lo que hacen, dicen, deciden o no las demás. Esto es lo que hay, y a lo mejor en algún momento cambio de opinión y también lo hago yo. Por ahora no.

Qué más os cuento.

Vendí mi casa y después de más de un año en absoluta locura buscando casa, por fin estoy viviendo en mi casa nueva. Mi casa, quiero remarcarlo, es mía y sólo mía. Mi coche, mi casa, mi trabajo. No lo comparto con nadie, y eso no sabéis la libertad que me da. Me siento bien conmigo misma, no recuerdo cuándo fue la última vez que sentí esta sensación de no tener que responder ante nada ni ante nadie. Por eso volver a mi trabajo de cocinera me crea esa desazón. Una, porque no puedo vivir de ese sueldo, tengo que hacer  cosas fuera de horario para cumplimentar el salario y es muy cansado. Dos, porque es absolutamente machista y denigrante, no me valoran, no cuentan conmigo para nada, no nos dejan ni descansar para tomar un cafelito a media mañana, trabajamos como animales. Después de año y medio sin sentir esa frustración por un trabajo tan precario, claro es más triste aún tener que pensar en volver.



Pero no puedo vivir, por ahora, de mis diseños y tejidos. La única opción sería que me echaran y poder mantener el paro al menos dos años e intentar seguir con esta ilusión hasta conseguir mi fin. Pero lo tengo difícil, creo. Además ya tengo una edad. Acabo de cumplir 59, osea mil años.

Y después de esta charla algo deprimente os voy a contar cómo trabajo yo.

Soy bastante caótica. Aunque luego tengo un toc de orden, para trabajar tengo todos los días un caos a mi alrededor que flipas.

Cómo empiezo a diseñar una prenda.

Tejiéndola. 

Tengo una idea sobre algo que me apetece, normalmente me surgen las ideas después de ver el hilo con el que voy a tejer. Dependiendo de la temporada, pues un algodón, lino, o similar en verano y lana, mohair, alpaca... en invierno. Me gusta mucho mezclar cosas, me encanta.

Pero también me influye el color. Yo normalmente compro en tiendas on line españolas, producto español, rara vez utilizo marcas extranjeras, pero no es por nada especial, simplemente porque considero que tenemos calidad de sobra y creo que nos tenemos que apoyar entre nosotras. 

Entonces, compro algo que me apetece, elijo un color, que para mí es muy difícil, porque tengo a nivel personal muchas cortapisas. Siempre uso los mismos colores y a veces me resulta complicado salirme de mi entorno de confort. Es algo a lo que le doy muchas vueltas. Creo que los colores, como las palabras, definen a la persona y para mí es muy importante el color, el tono, el brillo o no de ese hilo. En fin le doy muchas vueltas.

Pero ahí no acaba la cosa. Una vez que llega a casa, y después de haber pensado qué hacer con ese hilo y empezar a hacer muestras, casi siempre, cambio de idea. Porque el hilo no se adapta a lo que yo había pensado, porque el color no es exactamente como en la foto, porque al tejerlo queda más o menos apretado, porque no circulares no me gusta, porque con rectas queda muy...

Normalmente acaba siendo otra cosa de la que pensé.

Pero he de deciros, que una vez que pasa este primer momento de agobio y de pensar que me he equivocado y que no me gusta nada. En cuanto decido que todo está ok, todo fluye. Tejo rápido, apenas tomo notas. Todo lo tengo en la cabeza. Tejo y tejo, horas y horas. Apenas unas anotaciones. Agujas, muestra, cuántos puntos para empezar. No hago dibujos ni gráficos, nada. Tejo y tejo.

Y cuando lo termino y me lo pruebo, y decido que me gusta y que os puede gustar, son días y días enteros delante del ordenador haciendo miles de cuentas y muestras en pequeño de cuellos, sisas, aumentos... para que todo sea correcto. Intento grabar algún vídeo para alguna parte del proyecto que puedo considerar que es algo complejo explicar con palabras... hago dibujos a lápiz, con el portátil, fotos, gráficos. A veces tejo la prenda por segunda vez entera.

Subo el patrón a mi Ravelry, porque abrí una página en Etsy pero me pareció carísimo y lo cerré al mes, y ya empieza la promoción en insta y algo en Face.

Cuánto puede suponer este proceso. Pues meses, porque como os digo trabajo sola y aunque yo no he estudiado diseño, sí que hice patronaje y confección, unos meses de diseño en una escuela del centro de Madrid, y sobre todo tengo una experiencia en tejer prendas para mí y para otras personas, con diseños propios desde joven. Muchos años de experiencia. Mi madre me ha enseñado mucho, mi abuela, y sobre todo los años de tener que trabajar con una foto de una revista. Hacía y deshacía hasta tejer exactamente lo que veía. Eso te da una visión y unas capacidades muy importantes para diseñar prendas y que sean más o menos correctas. Pero, quizás me falta algo de práctica, quizás le doy todavía demasiadas vueltas. No sé. Supongo que irán desapareciendo las dudas y el proceso será algo más breve.

Pero lo importante es que os gusten mis cositas y queráis comprar mis patrones. Eso sería ideal. Un locurón.

Y creo que por hoy ya os he contado muchas cositas.


Un beso a todas, especialmente a las que hayáis acabado de leer todo el royo que os he soltado. Prometo ser más breve y tardar menos en venir por aquí la próxima vez.

Un beso tejedora.