domingo, 4 de octubre de 2020


          


          ¿Nueva etapa?


       Siempre decimos que la vida da muchas vueltas.

Que nunca digas nunca jamás.

Pero este año 2020 nos ha cambiado a todos algo, por dentro y por fuera.

Creo que no somos conscientes todavía de lo que nos está ocurriendo.

Dentro de un generación, vuestros hijos pequeños o mis nietos, estudiarán este año y no creerán los cambios que hemos experimentado en tan breve tiempo.

Yo en marzo me levantaba a trabajar a las 5,40 de la madrugada, ahora me despierto con la luz del día, no tengo horarios, no tengo prisa. Veo las nubes pasar por mi ventana con sorpresa, hacía mucho tiempo que no podía hacer esas cosas tan bonitas. 

He cogido algo de peso y estoy contenta. Ando, me tomo una cerveza con mis hijos, veo series...

Pero todo no ha sido tan plácido y agradable. He perdido personas muy queridas, y otras no tanto, por el camino. Este año nos está dejando desolación, tristeza, una pena infinita por el dolor ajeno y por el propio. 

En mi pequeño terreno personal os diré que he vendido mi casa y que no soy capaz de encontrar otra que se acomode a mis necesidades y economía. Meses de ir a ver pisos en todo Madrid. Estoy agotada. 

Mi hijo pequeño, el tercero, se va a un país lejano de Europa un año. Tendré que hacer la mudanza sola y no me apetece. Llevo de ERTE 6 meses, y la perspectiva de volver al trabajo, a ese trabajo que me atenaza, que me agota, que me hace infeliz, nubla mi mente. Necesito que me echen, necesito ser libre, necesito hacer lo que me gusta. Nunca he trabajado en algo que me hiciera medianamente feliz.

En estos meses de paro forzado me he reinventado, o al menos lo estoy intentando.

Siempre he sido una persona con ganas de aprender, de vivir de mis manos. Por eso estudié cocina, pero ha sido un fraude en mi vida. Ya no cocino ni para mí.

Me gustaba la naturaleza, las plantas, dibujar, la fotografía, diseñar mis prendas. Tejerlas.

Por fin, después de mil vueltas a la cabeza, de creer que no iba a ser capaz, de dudas, incertidumbre, miedos. Después de una pandemia horrible que ojalá jamás hubiera ocurrido, he publicado mis primeros patrones, mis primeros diseños.

La cabeza me va a mil. Bárbara me ha regalado un montón de cuadernos que llenaré de ideas y números y gráficos y dibujos, tachones...

Estoy tranquila rodeada de infelicidad, de silencio, de abandono, de soledad. Todo lo que se puede estar ante todo esto.

Esta carta la escribo para deciros que necesito hacer esto. Que ojalá se convierta en mi nueva vida, con mi piso nuevo, si algún día lo encuentro. Necesito crear este mundo para mí. Necesito que el mundo me arrope en mi nueva trayectoria. Necesito que me entendáis y que me apoyéis. Que me compréis.












mi ravelry

mi you tube

mi instagram

mi face